Señuelo...
Ballesta encriptada
El Cuarto en
crepúsculo.
Te afilaste a mi memoria. Archivo
perdido hacía 25 años; con claroscuros, rojos temblorosos, tabaco y Caribe
cooler.
Así, en un péndulo privado, tu
envés desnudo… Cabello atornillado, circulando a tropiezos por la habitación.
De tu beso el amor que ascendió pechos, caderas, muslos y manos; tus manos
dilatadas con las mías. En la cumbre logré sabernos con ojos muy abiertos,
sigilosas palabritas, risas alteradas, miedos subyugados al botín del otro, al
hallazgo de ambos.
Después de tu voz, he ido urdiendo remotamente los que fuimos…
Poesía… cartas firmadas por una
creciente Marfila.
Caminatas diurnas, fogatas-velas,
libros, música... incandescencia, vagabundaje, hambruna precoz.
Hoy que ando en mis otras rutas, vuelves
de otros ríos a mi cuenca.
Tu mirada a través de la luna: palabras
arqueadas, emotivas, sonrientes…
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