Caminando por Tacuba, con libro en mano y paraguas en la
otra, mochilita balanceándose: Pintoresca mi figura.
6:00 en punto. Ella esperaba por mí.
Ingresamos con emoción y sigilo.
Qué edificio más bonito el del Munal....
Hicimos el recorrido entre muchos y muchas... una mirada
pícara aquí, una risa sonora por acá... ojos de luna más allá... colmillo en el
labio, pestañeo ágil y la muestra resultó bondadosa en su mayoría.
La exposición sobre el hombre desnudo... un solo tema -obvio.
Muchos autores.
No me gustó la estructura ni el orden, más en cambio me
deleité con las formas, el color, la perspectiva, el volumen, la textura…
El cuerpo del hombre en su magnífica naturalidad, en sus
pliegues de viejo, y en sus musculosos jovenzuelos… en su miramiento distraído,
en su carácter lúdico, inocente. En su plano de guerra, de duelo, de muerte.
Onanista, voluptuoso, eterno.
Piezas únicas y fabulosas, con el brillo justo por el que
muero y mato.
Sin duda una tarde-noche magnífica, cerrando con bombo y
platillo en República de Cuba con tres bolas de cerveza, buena plática y rock and
roll.
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