Pensar en hacer un inventario,
como hace años -antes de mi cumpleaños-, es un lugar común. Incluso, -además de
cursi-, me parece abrasivo….
En mi y en aquel pasado destellado
por los fríos violentos, por el té matutino y los tiempos muertos del trabajo.
Inicio…
Hacer una lista confinada a
aquello que nos hizo bien, o a aquellos a los que hicimos mal. Las presencias
en la ausencia… Una enumeración de los meses y sus aconteceres… de los lamentos,
las lesiones; las tardes-noches de libaciones sin pausa, de risotadas
descompuestas y de hambre compulsiva.
La memoria de los pleitos, las
frustraciones. Los maullidos y las mañanas gloriosas agazapadas en cada
resquicio de mi casa.
Prosigo…
Los miles de sorbos de té-café,
de comidas frugales y las menos -pero más bonitas, en generosa compañía de quienes amo. Los libros
vencidos, las escapadas al cine, las caminatas al kiosco. Los helados del
domingo.
¿Cuantas canciones habré
armonizado a grito encuerado? ¿Cuántas aspiradas al sillón y cepillada a
los gatos? ¿Cervezas y botellas de tinto? (Aquí me detengo y la reminiscencia
febril, ágilmente escudriña las crudas).
Y persisto…
¿Cuántas idas al Salón París? Bolas
oscuras, monedas para la rockola y José Alfredo, Lola y Bunbury. ¿Cuántos
pleitos maritales, mentadas de madre y vistazos de odio? ¿Cuántos besos en el
cuello, cuantos poemas y horas bailando en su pecho, deletreando Harvest Moon?
¿Cuántas horas de gimnasio, litros de agua y lavadas de pants? ¿Cuántos días de
facebook, twitter, blog?
¿Cuántas despedidas y cuantos
reencuentros? Reproches, acuerdos. ¡¿Cuánta chingada paciencia, cuanto amor?!
¿Qué tanto abrazo, qué tanto
olvido….?
¿Cuantos minutos de traslados al
trabajo y de vuelta? ¿A razón de cuántas palabras por minuto al día? ¿Y cuántos
sueños en la semana? ¿Cuántos desvelos, malhumores y desganas?
¿Cuántas perdidas? ¿Ganancias? ¿Qué
aprendido? ¿Qué rescatado?
Concluyo…
Tras todo lo anterior, expongo respuestas
contiguas… los enredados acordes braman en la sienes…. Suspiro y resoplo….
Ajjjjjjjjjj !!! Duele y no.
Remato el año en una carrera
corta con un amor en la sangre de por vida; una entrañable Manuela y mis dos monstruos. Un amigo en casa, una
familia extendida, una comadre con dos ahijados por su elección. Piernas fuertes, uñas largas…
un Morgan y una Kitty. 3000 libros. Flores y hierbas. Luces en la ventana. Una
copa de vino. Un viaje a Neverland de ida y vuelta.
¿Qué más para llevar?
Y como dice mi Gaviero: La
fiesta fue eterna.
Con esto me quedo.
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